Normalmente los telescopios astronómicos de iniciación o gama media incorporan un par de oculares de serie de 9-10mm y 20mm. Estos oculares son de una gama baja o estándar y se destinan a la iniciación de la observación planetaria, lunar y cielo profundo en los telescopios destinados a este uso.
La relación entre la distancia focal del telescopio y la distancia focal del ocular nos va a dar los aumentos de cada uno de los oculares, tal y como hemos explicado en otros artículos:
Es habitual que al poco tiempo de estar usando el telescopio, nos demos cuenta que nos quedamos cortos con los oculares que posee. Bien queremos ver con más detalle, o bien con más claridad o nitidez.
Es aquí cuando necesitamos oculares con más calidad, más campo de visión o más aumento. Para eso debemos tener claro el tipo de observación que queremos hacer y obviamente las posibilidades de nuestro telescopio.
En telescopios de gama baja o iniciación, para observar con detalle, normalmente en uso planetario necesitamos oculares por debajo de los 10mm. En cambio para cielo profundo y especialmente en telescopios reflectores es necesario aumentar la distancia focal del ocular, cosa que también nos implica reducir los aumentos, pero en cambio aumentar el campo visual y la luminosidad en la observación.
En los telescopios de gama media y alta, con sistemas ópticos más evolucionados, tales como el maksutov o scmidt-Cassegrain, esta relación se mantiene pero ya no es tan directa como en los anteriores modelos.
El tipo de ocular, el sistema de fabricación y el tratamiento óptico, nos van a determinar la calidad del ocular y de la observación. Nuestra intención será conseguir una visión lo más nítida y contrastada posible. Con los oculares originales, de iniciación, tenemos una limitación muy clara en este sentido y es frecuente notar que nos faltará nitidez o contraste en la imagen.
Para este objetivo debemos saltar a gamas de oculares más avanzadas. Dejar los oculares de iniciación e irnos a oculares con campos de visión superiores a los 60º y con tratamientos ópticos, por ejemplo en baja dispersión (ED) o alta definición.
Las mejoras en el tratamiento óptico se traducen el una mejora del contraste, luminosidad y definición de color más allá del centro del ocular, llegando hasta toda la periferia o contorno.
Un mayor campo angular de visión se traduce en una visión más panorámica, hasta llegar a un efecto cúpula en aquellos oculares superiores a los 100º.
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