La Luna, el único satélite de la Tierra, es el primer objetivo de nuestras observaciones astronómicas, desde simple vista hasta con prismáticos o telescopios. La luna es fascinante, quizás por la relativa cercanía, por aquello de la cara oculta o bien por las hazañas aeroespaciales del siglo XX.
Este astro de 3474km de diámetro es el 5º satélite más importante del sistema solar y en comparación con el planeta con el cual órbita, el más grande de todos. Supone 1/4 del diámetro de la Tierra y se sitúa a 348.400 km de la Tierra.
La influencia de la Luna sobre la Tierra está más que probada, quizás el efecto mas notable son las mareas. La gravedad y su efecto de atracción es especialmente notable en los líquidos, y estos ocupan un gran % de la superficie de la Tierra y del contenido de sus habitantes.
La Luna, al ser el astro más cercano a nosotros, es el que nos ofrece más facilidades de observación y normalmente es la primera observación astronómica. No hace falta que esta observación sea con un telescopio potente, a simple vista o con unos prismáticos adecuados ya podemos ver infinidad de detalles.
Como ya conocemos, la Luna tiene diferentes fases. En luna nueva no es posible una buena observación, por lo tanto recomendamos la fase creciente, la luna llena y las fases iniciales de la decreciente. En luna llena veremos la Luna al completo, y normalmente es la fase escogida para su observación. Eso si, a menudo deberemos utilizar el filtro lunar para rebajar el brillo indirecto del sol.
Podemos observar desde su superficie completa hasta los detalles más impresionantes de los cráteres, mares y demás superficies. Otro momento estelar de observación será durante los eclipses lunares, cuando la Tierra se interpone entre la Luna y el Sol, proyectando su sombra sobre la Luna.
La luna la podemos observar:
La herramienta más útil para observar la Luna con el telescopio es el filtro lunar. Este filtro nos rebaja el brillo excesivo de la Luna cuando la observamos en su fase más completa. Este brillo, que es la luz reflejada del sol sobre la luna, puede ser muy molesto para nuestros ojos, y en personas sensibles causar algún daño a la vista.
Otro elemento a tener en cuenta son los oculares. Para la observación lunar solemos utilizar los oculares que nos proporcionan un campo de visión mayor y un aumento moderado, normalmente superiores a los 10mm de distancia focal. Solo si queremos observar los cráteres con mucho detalle utilizaremos oculares de distancia focal pequeña, inferiores a los 10mm.
Finalmente mencionaremos una herramienta indispensable si utilizamos unos prismáticos astronómicos, el trípode. Este sera esencial para estabilizar la imagen y evitar que nos cansemos sujetando unos prismáticos, que normalmente suelen ser pesados y voluminosos.
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