Todo observador meteorológico desea que sus mediciones sean lo más exactas posibles. Para poder alcanzar esa exactitud, los sensores deben estar ubicados y protegidos de forma correcta.
El caso más paradigmático es el del termómetro, el higrómetro o si nos decantamos por la versión digital, el sensor de temperatura y humedad. Este sensor debe estar protegido de la radiación solar y la lluvia. Aquí tenemos dos opciones:
Las estaciones meteorológicas automáticas vienen protegidas con un abrigo o sistema de platos, que también recibe el nombre de Radiation Shield. El observatorio meteorológico manual se dota de la garita meteorológica de doble persiana, de madera, dónde se protegen los termómetros, el psicrómetro y el higrómetro.
En determinado tipo de sensores, la orientación es esencial para una lectura correcta. Hablamos de la veleta y el piranómetro o sensor de radiación solar.
La ubicación es un tercer paso esencial para una buena observación. Aquí entran consideraciones triviales.
Finalmente, el instrumental debe tener un mantenimiento y un control. El mantenimiento nos evitará su deterioro, debemos controlar que ningún componente esté dañado o que cualquier agente exterior modifique o altere la medición.
La garita o abrigo debe estar en perfecto estado, sin roturas y en el caso de la garita de madera, pintada de blanco correctamente.
Debemos controlar que el pluviómetro no esté obturado por restos vegetales, barro o incluso nidos de pájaros o insectos.
Debemos controlar que la columna de los termómetros analógicos esté entera (no partida) y que en el higrómetro no haya condensación en su interior. En el caso del psicrómetro , el depósito del termómetro húmedo siempre debe contener agua.
En el caso del instrumental digital debemos controlar la correcta retransmisión de los datos y que no tengamos datos totalmente desorbitados, que corresponden a lecturas falsas.
Opiniones de nuestros clientes
Recibe nuestras novedades