La observación astronómica se ve condicionada por multitud de parámetros, tanto los parámetros ópticos de los telescopios y oculares como los parámetros del entorno, medioambientales, atmosféricos y finalmente del espacio exterior.
Así necesitamos alguna herramienta para eliminar estas limitaciones y conseguir una visión lo más nítida y efectiva posible. Un primer paso para esto es el tratamiento óptico de las lentes del telescopio y un segundo paso es el uso de filtros astronómicos.
Existen multitud de filtros astronómicos, aunque los podemos diferenciar en las siguientes categorías:
Quizás es el filtro más importante en astronomía, porque gracias a ellos evitamos sufrir daños en nuestra vista y nos permiten observar el sol sin ningún riesgo. La observación del sol sin filtros esta terminalmente prohibida, porque daña irreparablemente nuestro ojo.
Usaremos estos filtros para cubrir el objetivo, normalmente con una lamina plateada, que puede estar montada sobre un soporte o directamente fijada al objetivo. Después también tenemos la oportunidad de usar un filtro solar secundario para el ocular o la cámara CCD de fotografía, para mejorar la nitidez de la observación y sus detalles.
Los filtros lunares nos ayudaran a observar la luna sin brillo excesivo ni reflejos. Es un filtro muy habitual para la observación astronómica, sobretodo en fase de luna llena. Su función se parece a la de los filtros polarizadores fotográficos, y de hecho también se usan filtros polarizadores para observación lunar.
Se pueden usar tanto en oculares como en cámaras fotográficas CCD y también en la mayoría de los telescopios, incluyendo aquellos de iniciación. Recordemos que la luna es prácticamente el primer astro que observamos con un telescopio.
Para mejorar la observación de planetas utilizamos los filtros planetarios de colores, con ellos podemos visualizar mucho mejor los detalles de la superficie, satélites anillos , manchas etc..
La contaminación lumínica es el mayor handicap para la observación astronómica en núcleos urbanos. La excesiva luminosidad que emiten las ciudades suponen un impedimento para una observación nítida del espacio, sobretodo el cielo profundo.
Además debemos sumar el efecto de las propias partículas atmosféricas, desde vapor de agua condensado hasta polvo, las cuales reflejan y absorben la luz emitida por los focos urbanos. Facilitan la formación de nieblina y por lo tanto esta dificulta áun más la observación.
Este tipo de filtros contrarrestan estas limitaciones y permiten una observación y fotografía lo más nítida posible.
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